Beethoven
En los
lunetos sobre las ventanas y en los triángulos por encima de éstos se situarían
los antepasados de Cristo mientras en las pechinas de la bóveda se narrarían
cuatro historias de la salvación del pueblo de Israel. La bóveda fue dividida
en nueve compartimentos que narrando una escena bíblica cada uno, alternando
grandes espacios con otros más menudos que se acompañan de ignudis, jóvenes
desnudos en sintonía con la estatuaria clásica. La Creación de la Luz, la
Creación de las plantas y los astros, la Creación del mundo, la Creación de
Adán, la Creación de Eva, el Pecado Original y la Expulsión del Paraíso, el
Sacrificio de Noé, el Diluvio Universal y la Embriaguez de Noé son las
diferentes escenas que van de pared a pared de la bóveda, distribuidos en una
decoración arquitectónica de pilastras y entablamentos fingida. Miguel Ángel
siguió de esta manera las bóvedas de los monumentos romanos, cubriendo con su
pintura todo el espacio, tratando de engañar al espectador. Los trabajos se
iniciaron desde el muro situado frente al altar mayor que más tarde sería
decorado con el Juicio, apreciándose en el sentido inverso al que aparecen en
el Génesis. Esto ha sido interpretado por algunos especialistas como el retorno
del alma hacia Dios, relacionándose con la filosofía neoplatónica que
Buonarroti conoció en el palacio de los Medici. El programa iconográfico que
observamos en la decoración no surgió del pintor ya que debió ser consensuado
con el pontífice y asesorado por alguna autoridad teológica, sometiéndose de
nuevo a la aprobación definitiva del papa. El resultado es una de las obras
maestras de la pintura, recientemente restaurada y limpiada para ofrecer a los
espectadores la maravilla y la fuerza del color en la obra de Miguel Ángel, sin
olvidar su admiración por la anatomía humana desnuda presente en todo el
proyecto.
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